Este domingo 7 de enero se cumplen 100 días desde que el grupo terrorista Hamas perpetró el ataque más letal en la historia de Israel, con un saldo de más de 1.200 víctimas fatales, en su mayoría civiles inocentes. La respuesta israelí no se hizo esperar.
Tras el cobarde atentado transfronterizo, las Fuerzas de Defensa de Israel se vieron obligadas a iniciar una campaña militar sobre la Franja de Gaza con el objetivo de desarticular la capacidad ofensiva de Hamas y evitar nuevos derramamientos de sangre israelí.
Si bien la situación humanitaria en Gaza se ha degradado en medio del conflicto, esto se debe únicamente a la obstinación de Hamas en seguir utilizando al enclave y su población como escudos humanos, instalando bases y lanzando ataques desde zonas civiles para luego acusar a Israel de crímenes de guerra. No hay voluntad pacifista de su parte.
Por el contrario, Israel sí ha mostrado en repetidas ocasiones su disposición a alcanzar un alto el fuego, el cual Hamas ha sabotado una y otra vez con nuevos lanzamientos de cohetes y ataques terroristas transfronterizos contra localidades israelíes.
Ante la persistencia de la amenaza yihadista representada por Hamas y la veintena de israelíes aún retenidos por el grupo terrorista, el gobierno israelí se ve forzado a continuar con sus operaciones militares por tiempo indefinido, tal como comunicó el ejército.
La única salida posible al sufrimiento de ambos pueblos es que Hamas cese completamente sus acciones y se avenga finalmente a negociar un acuerdo de paz justo bajo los términos ya propuestos por Israel y la comunidad internacional en reiteradas ocasiones.