Adelio Mendoza volvió a sonreír junto a los suyos. Su rostro se va iluminando de esperanza. Atrás quedó aquella imagen del llanto lastimero, que conmovió a un país, tras ser liberado.
El regreso de Adelio Mendoza, a su hogar, en su comunidad indígena Pai Tavytera, Ita Guasu, Amambay, es todo un acontecimiento cultural y comunitario. Sus líderes religiosos rezan por su recuperación espiritual y física, para devolverle la paz del alma, curarle esas cicatrices interiores y heridas que quiebran, luego de días de permanecer secuestrado junto al ex vicepresidente, Oscar Denis, quien aún sigue en cautiverio.
Su esposa, Leticia Valiente, como una gran guerrera guaraní estuvo a su lado, desde el primer momento, hasta ingresó al monte, con un grupo de mujeres y hombres para buscarlo. Abrazado por el amor de sus padres y de sus amigos indígenas, inicia una nueva etapa en su vida.