El Presidente fue el principal damnificado de una caída durísima que podría desembocar en la intervención de su administración por parte de sus socios; el futuro de su gabinete y la relación con Cristina
Debilitado, sin construcción política propia y con una derrota que recayó sobre sus hombros, el presidente Alberto Fernández deberá enfrentar a partir de hoy una crisis política que podría desembocar en la intervención de su administración por parte de sus socios.
Ahora, se abre el escenario más temido por el jefe del Estado, quien hasta el momento había logrado frenar la presión interna. Solo resta saber qué profundidad y velocidad tendrán los cambios que le reclaman desde hace meses la vicepresidenta Cristina Kirchner, La Cámpora y Sergio Massa.
Cristina Kirchner salió más rápido que la comitiva presidencial y se fue sola a su casa. “Mañana a laburar el doble y a acomodar lo que se tenga que acomodar”, dijeron en su círculo íntimo. Una frase que ya había dicho la vicepresidenta pero prefirieron no dar muchos más detalles hasta dónde debe llegar el orden. “Ordenar el discurso y salir para adelante”, fue lo máximo que dijeron desde el kirchnerismo que también sufrió fuertes derrotas en distritos bonaerenses.
«Nada hay más importante que escuchar» dijo el Presidente sobre el escenario como único orador. Y agregó: “Cuando el pueblo se expresa, acatamos”. En pocas horas, deberá tener que demostrar que algo cambió a partir de la noche del domingo.
