La reaparición pública de Ri Sol-ju, esposa del líder norcoreano Kim Jong-un, tras un año y medio de ausencia, generó atención internacional, principalmente por un accesorio occidental que desafía las sanciones internacionales. Durante la inauguración del complejo turístico de Kalma, Ri fue fotografiada portando un bolso Gucci, valorado en 2.850 dólares, un artículo prohibido en Corea del Norte por la Resolución 1718 de la ONU.
El uso de bienes de lujo occidentales por parte de la élite norcoreana ha sido posible gracias a las valijas diplomáticas, que eluden controles internacionales. Este detalle vuelve a exponer las contradicciones del régimen, donde la población enfrenta restricciones mientras los líderes acceden a objetos exclusivos.
La presencia de Ri en el evento, acompañada por Kim y su hija Ju-ae, reavivó las especulaciones sobre la sucesión dinástica. Expertos sugieren que la prolongada ausencia de Ri pudo haber sido una estrategia para centrar la atención en Ju-ae, quien ha ganado visibilidad en actos oficiales.
La puesta en escena en Kalma mostró a Ju-ae en un lugar destacado, mientras Ri permaneció discretamente detrás, lo que refuerza la percepción de un plan comunicacional para posicionar a la joven como posible heredera. Desde Seúl, analistas siguen de cerca estos movimientos en la narrativa del régimen.