Los cardenales de todo el mundo comenzaron a llegar al Vaticano para participar del esperado Cónclave que elegirá al sucesor del Papa Francisco. La residencia de Santa Marta, donde se hospedan, se convierte en epicentro de encuentros reservados y alianzas estratégicas, mientras avanzan discretamente los diálogos sobre posibles candidatos.
La asignación de habitaciones se realiza por sorteo, para evitar disputas y garantizar la igualdad entre los electores. Durante su estancia, los cardenales asisten a misas en San Pedro, Congregaciones Generales en el Aula Paolo VI y aprovechan breves escapadas a restaurantes y cafés de Roma.
Entre las anécdotas, destaca la historia de un cardenal que arrasó el minibar sin saber que debía pagarlo, y los consejos de veteranos como el cardenal Pecorari, quien recomienda no usar vestimentas rojas en público para evitar sobreprecios.
La jornada de los electores incluye también un estricto toque de queda: deben retornar a Santa Marta antes de las 22:30 horas, salvo permiso especial. Mientras las conversaciones informales avanzan en medio de cenas y paseos, se perfilan los nombres que podrían ocupar el trono de Pedro.
El ambiente es solemne pero también estratégico, donde cada palabra y gesto puede ser decisivo en la elección que marcará el futuro de la Iglesia.