En un escenario político cargado de tensiones, la senadora Celeste Amarilla logra sortear la amenaza de desafuero tras llegar a un acuerdo con su contraparte, Bachi. La mediación liderada por Silvio Beto Ovelar resultó crucial para evitar la pérdida de fueros, en un contexto donde las acusaciones y las presiones son moneda corriente.
Este acuerdo no solo marca un hito en la relación entre Amarilla y Bachi, quienes acordaron una conciliación luego de años de hostilidades, sino que también refleja la complejidad del panorama político paraguayo. La advertencia latente sobre la posibilidad de la expulsión de Kattya González había sembrado preocupación en la oposición, destacando la necesidad de encontrar soluciones para mantener la estabilidad en el Senado.
Sin embargo, la sombra de investigaciones y acusaciones aún persiste. La jueza Mesalina Fernández ha emitido una comunicación sobre una causa abierta contra Celeste por difamación, a raíz de denuncias presentadas por Bachi. Este nuevo giro en el caso apunta a estrategias de negociación por parte del cartismo, que busca formar un paquete completo de acuerdos políticos.
El escenario se presenta aún más complejo se devolvió los fueros a otros políticos, como Erico Galeano, David Rivas y Rafael Filizzola, en un intento por equilibrar fuerzas en el Senado. Este movimiento político refleja la dinámica de negociación y poder que define la realidad política del país.
En medio de estas maniobras, Celeste Amarilla emerge como una figura clave, sorteando obstáculos y manteniendo su posición en el Senado. Su habilidad para negociar y su determinación en la defensa de sus intereses políticos en este complejo entramado político paraguayo.
