Una nueva generación de drones conectados por fibra óptica está redefiniendo el conflicto entre Rusia y Ucrania. A diferencia de los drones tradicionales, estos dispositivos no dependen de señales inalámbricas, sino que se comunican a través de un cable, haciéndolos inmunes a bloqueos electrónicos.
Según The Economist, esta innovación tecnológica ha obligado a ambos bandos a cambiar sus estrategias. Su introducción masiva comenzó a finales de 2024 por parte de Rusia, marcando un punto de inflexión durante la ofensiva en Kursk en marzo de 2025. Desde entonces, Ucrania aceleró la producción propia, con una planta en Kyiv que apunta a fabricar hasta 10.000 unidades mensuales.
Estos drones ofrecen imágenes en alta calidad y precisión quirúrgica, aunque limitados a un alcance de entre 10 y 15 km. El principal reto logístico: el suministro de cable de fibra óptica, dominado globalmente por China.
Tanques recubiertos, redes y otros métodos de protección han surgido como respuestas, pero con eficacia limitada. Algunos videos muestran drones destruyendo a otros en vuelo, reflejando una escalada tecnológica sin precedentes.
El conflicto ahora se libra también en el terreno de la innovación. Las armas láser podrían ser la siguiente frontera.

