Europa busca asegurar su posición en la industria de los semiconductores con la implementación de la ley ‘Chips Act’, anunciada por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el comisario Thierry Breton. Con el objetivo de captar el 20% de la producción mundial de chips para 2030, Europa movilizará 43.000 millones de euros en inversión pública y privada.
Recientemente, la Comisión Europea aprobó el proyecto IPCEI ME/CT, que involucra a catorce países europeos, incluido España, y destinará 8.100 millones de euros en financiamiento público. Se espera que el sector privado también contribuya con 13.700 millones de euros adicionales. Estos fondos se utilizarán para proyectos de investigación y desarrollo en los que participarán 56 compañías, incluyendo empresas emergentes.
El plan tiene como objetivo impulsar la investigación, la innovación y el desarrollo en el campo de los semiconductores y las comunicaciones. La Comisión Europea enfatiza la necesidad de que estas soluciones sean eficientes desde el punto de vista energético y que los métodos de fabricación minimicen la inversión de recursos. Según la Comisión, las primeras soluciones estarán listas en 2025 y el proyecto se completará en 2032.
En comparación, las dos fábricas que TSMC está construyendo en Arizona, Estados Unidos, tendrán un costo total de 40.000 millones de dólares. Intel invertirá 17.000 millones de euros en dos fábricas en Madgeburgo, Alemania, y se ha comprometido a invertir un total de 80.000 millones de euros en Europa durante esta década. Estos compromisos de la empresa privada, especialmente el de Intel, son importantes para fortalecer el papel de Europa en la industria de los chips.
El Gobierno japonés también está interesado en atraer una planta de TSMC y ha ofrecido cubrir el 50% del costo de la nueva instalación. Las subvenciones aprobadas por la Comisión Europea y las negociaciones en curso con otros fabricantes de semiconductores contemplan un máximo del 40% del costo total de las instalaciones, por lo que aún no está claro si Europa igualará la oferta japonesa. Sin embargo, contar con una planta de TSMC en suelo europeo sería un activo del que Europa no puede prescindir, ya que es el mayor fabricante de chips del mundo.
Europa busca consolidarse en la industria de los semiconductores para reducir su dependencia de otros países, garantizar la seguridad de sus cadenas de suministro y estimular la innovación en tecnología de vanguardia.