La decisión del gobierno francés de construir una nueva cárcel de máxima seguridad en la Guayana Francesa desató fuertes críticas por lo que muchos consideran un regreso a la época colonial. El centro penitenciario alojará a 500 presos de alta peligrosidad y estará ubicado en el corazón del Amazonas, cerca de Saint-Laurent du Maroni.
El ministro de Justicia, Gérald Darmanin, afirmó que la prisión busca combatir el narcotráfico y el islamismo radical. Justificó su decisión citando la presencia de 49 bandas criminales en los territorios de ultramar, entre ellos Guayana, Martinica y Guadalupe.
Sin embargo, dirigentes locales como el diputado Davy Rimane acusan a París de actuar de forma arbitraria. “Nosotros no somos la basura de Francia”, declaró, denunciando la falta de consulta con las autoridades regionales. Para muchos, el proyecto recuerda los días del bagne, la temida colonia penal que operó entre 1852 y 1953, donde se enviaban a miles de reclusos “indeseables”.
El penal costará unos 450 millones de dólares. Aunque el gobierno asegura que responde a una “necesidad local urgente”, las comunidades locales temen una militarización del territorio y el retorno simbólico del colonialismo penal.
La cárcel, aseguran críticos, es un retroceso que revive un pasado de represión y abandono.

