India lanzó una ofensiva el 7 de mayo contra Pakistán y la Cachemira pakistaní, causando al menos 26 muertos, todos civiles, según Islamabad. Nueva Delhi afirmó que sus ataques respondían al asesinato de 26 turistas hindúes en abril y aseguró haber atacado infraestructura terrorista. Sin embargo, Pakistán calificó el hecho como un “flagrante acto de guerra” y prometió una respuesta contundente.
Desde entonces, al menos 38 personas murieron y 35 resultaron heridas por bombardeos en la disputada región de Cachemira, que ha sido foco de tensión entre ambas potencias nucleares durante casi 80 años. India lanzó lo que llamó “Operación Sindoor” y afirmó que atacó nueve sitios de grupos como Jaish-e-Mohammed y Lashkar-e-Taiba. Pakistán negó que se tratara de campamentos terroristas y sostuvo que todos los blancos eran civiles, incluyendo dos mezquitas.
Pakistán denunció también el derribo de cinco aviones indios, versión no confirmada por India. Mientras tanto, Muzaffarabad, capital de la Cachemira pakistaní, quedó sin electricidad tras los ataques. La provincia de Punjab declaró emergencia y los hospitales están en alerta máxima.
Desde el alto el fuego de 2003, rara vez se han producido ataques directos. Este incidente eleva la tensión a su punto más alto en dos décadas.

