Los suicidios, sobre todo en los jóvenes, quienes son los más vulnerables a cometer dicha acción, registran un total de 400 casos al año según información de la Policía Nacional. Las estadísticas dicen que la edad más frecuente de ocurrencia de estos hechos está entre los 18 y 29 años.
El estrés es una de las causas que provoca el rompimiento de las defensas psicológicas, hoy potenciado por el encierro a que nos tiene sometidos la lucha contra el COVID. Cada persona tiene sus particularidades y su conocimiento para llegar al límite de lo indeseado
Un evento, patrocinado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), realizado en 2019, tenía como objetivo generar un diálogo para fortalecer la participación de la sociedad civil en la implementación de políticas públicas para personas con discapacidad psicosocial.
“Los prejuicios sociales que guarda una parte de la población de Paraguay hacía las personas con trastornos mentales, sumados a los bajos recursos destinados a su atención, son los retos pendientes de nuestro país en ese ámbito”, señalan.
Algunas organizaciones de discapacitados, expresaron su impotencia por la realidad que les toca vivir a diario, con familiares aquejados de incapacidad mental o física y sin que los organismos del Estado respondan a las necesidades. Solo existe un hospital público para enfermedades mentales en Paraguay, y está en la capital.
Tenemos solamente un hospital psiquiátrico en Asunción que está abarrotado y entristece ver a personas de las colonias, donde en pleno siglo XXI, los enfermos, viven amarrados o como animales. Referido a familias de áreas rurales que mantienen en esas condiciones a sus enfermos. El sector privado señala que muchas veces se cansa porque deben realizar «lo que el Estado no hace».
En la ciudad San Cosme y Damián, la asociación de pacientes neurológicos se ocupa de un albergue que atiende a 138 pacientes, con un solo médico que va de la capital para atenderlos y es pagado por ellos mismos. «Estamos haciendo el trabajo de las autoridades”, dicen
En 2019 la sanidad pública tuvo una asignación del 1,6 % del presupuesto general, mientras para el 2020 se prevé 1,4 %, de los cuales el 1,8% es manejado por la Dirección de Salud Mental.
Paraguay aún tiene grandes desafíos en cuanto a la atención de las enfermedades mentales y uno de ellos está relacionado a la falta de profesionales especializados en el área. El país cuenta con solo 100 siquiatras para una población superior a los 7.000.000, una de las más bajas dotaciones de especialistas de América Latina.
Quienes conducen el organismo estatal de salud mental señalaron, que el tratamiento de la salud mental «es una misión importante desde hace algunos años, pero sin presupuesto».
Por su parte, Andrea Bruni, asesor regional en salud mental de la OPS/OMS, quien visitó Paraguay en 2019, informó que la situación de la salud mental en el país sigue el patrón de otros países sudamericanos: «recursos escasos, pocas iniciativas comunitarias, que sigue un modelo de aislamiento de hace dos siglos».
Agregó que «hay un problema de estigma y discriminación, relacionado con tener un diagnóstico de trastorno mental o de ser un profesional que trabaja en el área», subrayó Bruni.
Y destacó que se debería aprender de la colectividad que trabaja con el virus VIH, que ha sabido superar los prejuicios.
Una ley de salud mental
Los médicos psiquiatras están peleando por una ley de salud mental y que el sistema psiquiátrico sea una institución utilizada para custodiar a los pacientes, no así para cuidarlos, ya que no existe ningún programa de rehabilitación para que puedan ser reincorporados a la sociedad en cierto grado.
Problemas de la centralización de las instituciones
“Los psiquiatras se están centrando en Asunción y sus alrededores, hay algunos que están en el interior del país pero son muy pocos, el médico general es quien los asiste en el interior y lo hace como puede”, comentó uno de los doctores, señalando que el Estado tiene que crear centros de asistencias con camas en los hospitales del interior, de tal manera que el paciente no tenga que separarse de su entorno social.
“Los hospitales generales deben tener salas de internación para pacientes en situación de crisis”. Por último, los medicamentos, el buen trato y un ambiente conocido colaboran ampliamente en la recuperación siempre y cuando todo esté configurado para que se desarrolle el paciente.
