La elección del nombre León XIV por parte del nuevo papa Robert Francis Prevost rinde homenaje a uno de los grandes reformadores de la Iglesia: León XIII. Con este gesto simbólico, el primer pontífice con doble nacionalidad estadounidense y peruana señala su intención de continuar el legado de la Doctrina Social de la Iglesia, iniciado con la encíclica Rerum Novarum en 1891.
En aquel documento histórico, León XIII abordó por primera vez los derechos laborales, defendió la sindicalización y el salario justo, y rechazó tanto el capitalismo salvaje como el socialismo estatal. Este acto fundacional de la enseñanza social católica sentó las bases para el compromiso eclesial con la justicia económica y social. Al adoptar el mismo nombre, León XIV se alinea con esa tradición y reafirma su compromiso con una economía centrada en la dignidad humana.
Su papado, tal como lo sugieren sus primeras declaraciones, buscará mantener ese equilibrio entre fe, justicia y responsabilidad social. Así como el papa Francisco orientó su pontificado hacia los pobres y el medio ambiente, León XIV parece determinado a fortalecer la opción preferencial por los marginados, en continuidad con sus predecesores. El nombre elegido no es casualidad: es una declaración clara de su misión.