domingo, mayo 19, 2024

Los tres presidentes latinoamericanos que se diferenciaron de las dictaduras de Maduro, Ortega y Díaz

Nicolás Maduro eligió territorio amigo para hacer su primer viaje oficial desde que la Justicia norteamericana lo acusara de narcoterrorismo, incluso ofreciendo una recompensa de USD 15 millones por su captura, y también decidió por primera vez desde 2018 visitar un país democrático (había viajado a Cuba, claro): el dictador chavista decidió viajar a México para la cumbre de la CELAC porque le prometieron que iba a estar cómodo… La visita de otro dictador a tierras mexicanas, el cubano Miguel Diaz -Canel le daba pistas de que sería arropado. Sin embargo, tres presidentes latinoamericanos se diferenciaron y denunciaron mirándolos a la cara la brutalidad de sus regímenes.

El primero en diferenciarse fue el ecuatoriano Guillermo Lasso, que hizo su debut presidencial en cumbres regionales. En su intervención advirtió que el futuro común de la región solo puede construirse a través de la libertad.“Libertad para nuestros ciudadanos, para abrir nuevos mercados , para comerciar, soñar y crecer juntos en una plena democracia donde existan elecciones transparentes, donde se respete la libertad de expresión, donde se respeten los derechos humanos y las libertades políticas de los opositores a nuestros gobiernos”, pidió.

E invitó a todos los que quieran construir ese nuevo futuro en libertad: “Unamos nuestros destino a través de una verdadera integración de abajo hacia arriba”.

Más duro y directo aún, fue el paraguayo Mario Abdo: “Mi presencia en esta cumbre, en ningún sentido ni circunstancia representa un reconocimiento al gobierno del señor Nicolás Maduro. No hay ningún cambio de postura de mi gobierno y creo que es de caballeros decirlo de frente”.

“La legitimidad democrática se va construyendo día a día, honrándola con nuestro actuar. No inmiscuyéndose en otros poderes, no manipulando la justicia. Yo quiero esto para toda la región. No hay otro camino que no sea la democracia”, sentenció.

Y finalmente, el uruguayo Luis Lacalle Pou, con su tono sereno pero determinado, reivindicó la democracia y puso nombre y apellido a las dictaduras de la región. “Nuestro país integra este foro porque la CELAC ha ampliado su relacionamiento con otros países del mundo pero esto no significa que caiga en desuso la participación en al OEA. Hay que ser bien claros al respectos”, empezó su discurso el uruguayo. Y recalcó: “Los gobiernos nacionales, como los gobiernos de las organizaciones son esencialmente criticables, y son materia de cambio y por eso se puede discrepar con una conducción pero no se puede desvirtuar el organismo”.

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