Tras la inesperada derrota en las elecciones provinciales de Buenos Aires, el presidente argentino Javier Milei convocó a su nueva mesa política, conformada por Karina Milei, Guillermo Francos, Patricia Bullrich, Santiago Caputo, Martín Menem y Manuel Adorni, sin realizar cambios de Gabinete. La estrategia recuerda la aplicada por Mauricio Macri en 2018, cuando buscó contener a aliados mediante la creación de un espacio de discusión sin modificar la centralidad del poder.
La primera reunión en Casa Rosada tuvo como objetivo generar señales externas de reacción y gobernabilidad, aunque puertas adentro el Gobierno sigue plagado de interrogantes. Los gobernadores aún no respondieron a la convocatoria de una “mesa de diálogo federal”, y algunos, como Gustavo Sáenz, rechazaron participar de manera anticipada.
Internamente, la administración enfrenta tensiones crecientes entre consultores, funcionarios de confianza y familiares, con disputas por roles y control territorial, especialmente entre Pareja y los Menem. Milei continúa abocado a su programa fiscal, mientras Karina y Caputo gestionan gran parte de la operación política.
Aunque la nueva mesa busca reorganizar decisiones y fortalecer la coalición, persisten dudas sobre la dinámica de la gestión, la confianza entre actores y la capacidad de reacción frente a aliados críticos. La jugada apunta a proyectar estabilidad hacia el electorado y los mercados, pero la reestructuración aún se encuentra en etapa inicial, sin definiciones claras ni modificaciones sustanciales de poder.
