En una movida diplomática sin precedentes, el Gobierno paraguayo, a través del Canciller Rubén Ramírez Lezcano, ha solicitado formalmente la salida del embajador estadounidense Marc Ostfield. Esta decisión se produce después de la comparecencia del diplomático en la Cancillería en relación al caso Tabesa.
Desde Mburuvicha Róga, el Canciller informó que el Gobierno ha «perdido la confianza» en el embajador Ostfield y, con el fin de no dañar las relaciones bilaterales, están urgiendo al gobierno de EE.UU. su retiro. Ramírez Lezcano enfatizó que no hacen «juicio de valor» sobre las herramientas administrativas utilizadas por Estados Unidos, pero cuestionan la «mediatización y politización» de las sanciones.
El jefe de la diplomacia paraguaya recordó que la Constitución Nacional establece la soberanía e independencia del país, por lo que «la intervención directa o indirecta de cualquier Estado en los asuntos internos» compromete estos principios. Además, recalcó que las sanciones deben respetar el debido proceso y la inviolabilidad de la defensa.
A pesar de la excelente relación histórica con Estados Unidos y la colaboración en temas regionales y globales, el Gobierno paraguayo considera que la pérdida de confianza en el embajador Ostfield podría dañar los lazos bilaterales. Por ello, solicitan una salida acelerada del diplomático para evitar mayores consecuencias.
Esta decisión refleja la firme postura de Paraguay en defensa de su soberanía y la búsqueda de un relacionamiento equilibrado con su principal socio estratégico en la región.
