Los 125 legisladores paraguayos perciben G. 37.900.000 mensuales cada uno, monto que incluye dieta y gastos de representación. Este aumento del 15,6% fue aprobado mediante un “autoaumento” consensuado entre ambas cámaras, con respaldo del presidente Santiago Peña.
El costo anual de este beneficio superará los G. 61.000 millones, equivalente a más de USD 8 millones al cambio actual. Este gasto se mantiene pese a las críticas por la baja producción legislativa, especialmente en la Cámara de Diputados, donde la bancada A del Partido Colorado lidera el ránking de menor cantidad de proyectos presentados.
Según datos oficiales, esta bancada —mayoritaria en la Cámara Baja— registró solo el 61,25% de las iniciativas, entre leyes, resoluciones o declaraciones, quedando muy por debajo de las expectativas ciudadanas.
Mientras los privilegios se suman, la producción parlamentaria sigue sin repuntar. Los cuestionamientos se centran en la falta de propuestas sustanciales y el elevado costo salarial, que impacta en el presupuesto público sin que esto se traduzca en resultados legislativos.
El gasto en sueldos de legisladores vuelve a alimentar el debate sobre la función real del Congreso y su contribución al desarrollo del país.