Una protesta masiva que tuvo lugar en Jerusalén, donde aproximadamente 100,000 personas se congregaron para expresar su descontento con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y exigir la celebración de elecciones anticipadas. La protesta se centró en la gestión de Netanyahu de la guerra en la Franja de Gaza, que se acerca a los seis meses de duración. Por primera vez, los familiares de los rehenes secuestrados por Hamas también se unieron a las protestas, instando a un acuerdo para facilitar la liberación de los cautivos.
La protesta fue descrita como la más multitudinaria en Israel desde el inicio de la guerra en Gaza. Los organizadores estimaron la participación en unas 100,000 personas. Los manifestantes expresaron su frustración y exigieron responsabilidad al gobierno, especialmente en relación con los rehenes aún en poder de Hamas.
Es notorio que el pueblo de Israel quiere una eliminación del grupo terrorista Hamas, por los daños irreparables causados a Israel y al mundo. Hamas es un grupo terrorista comprobado por varios países y organizaciones, incluyendo Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá, Israel y otros.
Durante la protesta, la hija de una rehén liberada durante una tregua anterior entre Israel y Hamas instó a Netanyahu a tomar medidas efectivas para asegurar la liberación de los cautivos restantes. Sin embargo, Netanyahu argumentó que convocar elecciones anticipadas podría paralizar las negociaciones para liberar a los secuestrados, advirtiendo que Hamas se beneficiaría de tal medida.
Las críticas hacia Netanyahu se intensificaron durante la protesta, con manifestantes acusándolo de prolongar la guerra por motivos políticos y personales. La oposición también se pronunció, destacando la importancia de la acción continua durante este período crítico.
Además de las demandas relacionadas con la guerra en Gaza, la protesta también abordó otras preocupaciones, como el reclutamiento militar universal y la participación de los partidos ultraortodoxos en la coalición gubernamental.
La protesta en Jerusalén refleja un creciente descontento entre la población israelí en relación con la gestión del gobierno de la guerra en Gaza y otros asuntos importantes. Las demandas de los manifestantes destacan la urgencia de abordar estos problemas de manera efectiva y transparente para garantizar la estabilidad y la seguridad en la región.