En menos de 24 horas, una revuelta juvenil autodenominada “Generación Z” provocó la caída del Gobierno de Nepal, dejando un saldo de al menos 19 muertos, cientos de heridos y la dimisión del primer ministro K.P. Sharma Oli. El estallido social se originó tras la prohibición de 26 plataformas de redes sociales, entre ellas Facebook, Instagram, Whatsapp y X, lo que encendió la furia de millones de usuarios en un país donde casi el 80% del tráfico de internet depende de estas aplicaciones.
Las protestas, que comenzaron de forma pacífica frente al Parlamento en Katmandú, derivaron en graves enfrentamientos luego de que la Policía respondiera con represión. Testigos denunciaron disparos directos contra manifestantes. Amnistía Internacional condenó los hechos y la ONU pidió una investigación urgente.
La llamada campaña “Nepo Kid”, viral en TikTok y otras plataformas, había alimentado el malestar juvenil al denunciar el nepotismo y los lujos de los hijos de políticos y empresarios. Sumado a escándalos de corrupción, desempleo y desigualdad, el veto digital se convirtió en la chispa final de un hartazgo prolongado.
El caos incluyó incendios en residencias oficiales, la renuncia de cinco ministros y el cierre del aeropuerto de Katmandú. Finalmente, Oli cedió ante la presión social y política, marcando un giro histórico para un país acostumbrado al dominio de élites que se han turnado el poder durante décadas.

