El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó este lunes sus planes de utilizar a las Fuerzas Armadas para llevar a cabo su polémica estrategia de deportación masiva de migrantes indocumentados. En una publicación en su red social Truth Social, Trump reaccionó afirmando que era «¡CIERTO!» que invocaría una emergencia nacional para aplicar estas medidas, lo que le otorga poderes extraordinarios sin necesidad de la aprobación del Congreso.
Este recurso, previsto en la Ley de Emergencias Nacionales de 1976, permitirá al mandatario tomar decisiones drásticas bajo el argumento de que existe una amenaza para la seguridad nacional. Durante su primer mandato, Trump ya utilizó esta ley para redirigir fondos del Pentágono y construir el muro fronterizo con México, enfrentando múltiples desafíos judiciales.
Aunque la campaña de Trump no ha revelado detalles precisos sobre la ejecución de las deportaciones, se espera que movilice reservistas de la Guardia Nacional y, posiblemente, tropas desplazadas en el extranjero hacia la frontera sur para aplicar las leyes migratorias.
Las implicaciones de este plan son profundas: en Estados Unidos residen aproximadamente 11 millones de migrantes indocumentados, y se estima que las deportaciones podrían afectar a más de 20 millones de familias, muchas de las cuales incluyen ciudadanos estadounidenses. Además, las deportaciones masivas podrían tener efectos negativos sobre sectores clave de la economía, como la agricultura y los servicios, que dependen en gran medida de la mano de obra migrante.
Esta medida plantea serias preguntas sobre los límites del uso de las Fuerzas Armadas en funciones civiles, ya que la legislación estadounidense prohíbe estrictamente su participación en tareas de vigilancia interna. Sin embargo, Trump parece decidido a avanzar con su enfoque, con una posible gran confrontación legal a la vista.