El refrigerador es esencial en cualquier hogar, pero si no se mantiene adecuadamente puede convertirse en un criadero de bacterias peligrosas. Estudios revelan que muchos aparatos domésticos operan a temperaturas superiores a los 5 °C, el límite recomendado para conservar los alimentos en condiciones seguras. Algunas unidades incluso alcanzan hasta 15 °C, lo que favorece la proliferación de microorganismos como la Listeria monocytogenes, capaz de sobrevivir en frío y causar infecciones graves.
La falta de termómetros precisos y el desconocimiento sobre el dial interno contribuyen al problema. Cada vez que se abre la puerta del refrigerador, el aire caliente ingresa, alterando su temperatura. Además, muchos consumidores almacenan incorrectamente alimentos como la leche o la carne en la puerta, donde el calor es mayor.
Para reducir riesgos, se recomienda usar varios termómetros internos, limpiar las juntas de la puerta, no sobrecargar la unidad y evitar almacenar productos que no requieren refrigeración, como patatas o miel. También es crucial separar alimentos crudos de los listos para consumir y respetar los tiempos de consumo recomendados.
Cuidar la higiene y la temperatura del refrigerador no solo preserva la frescura de los alimentos, sino que también protege la salud de toda la familia.

