El segundo álbum de la banda de Tony Iommi, Ozzy Osbourne, Geezer Butler y Bill Ward confirmó su oscuridad y dejó clásicos inolvidables. Las claves de un sonido que venció al tiempo.
El arte de tapa de la placa es icónico, y muestra a un guerrero atacando con escudo y espada en mano. Pero está desenfocado, repetido tres veces que parecen miles, violentando en infinitas ocasiones, sin sentido alguno. Los colores están saturados, el fondo del paisaje oscurecido… es imposible evitar sentirse incómodo frente a lo que podría ser una imagen lisérgica, pero que apela a una distorsión de quien la mira: el título del disco no deja dudas al respecto.
El CD abre con “War Pigs”; era voluntad de la banda que ese fuera el título del álbum, pero la discográfica se negó, por lo que la segunda canción, “Paranoid”, fue la elegida para pasar a la historia como la nomenclatura de este trabajo ineludible en cualquier lista de “mejores discos de hard rock”, “mejores discos de heavy metal”, “mejores discos de rock”, “mejores discos de música británica”, y la lista sigue.
FUENTE: Tiempo Argentino