viernes, mayo 17, 2024

Arrestaron al capo mafioso más buscado de Italia

Después de treinta años huido de la justicia, el último gran líder de la Cosa Nostra siciliana, Matteo Messina Denaro ha sido arrestado este lunes por la policía italiana. Durante estas décadas han sido decenas las personas interrogadas y arrestadas para darle caza. Al final, después de la intensificación de las investigaciones, ha sido atrapado en una clínica sanitaria privada en Palermo, la capital de Sicilia, a donde había acudido para recibir tratamiento médico. Según las primeras informaciones, no ha opuesto resistencia. Al parecer, padece cáncer de colon y tenía metástasis en el hígado, por lo que iba a someterse a quimioterapia con el nombre de Andrea Bonafede.

Termina así la larga fuga de Messina Denaro, considerado el mafioso más poderoso fugado de Italia y de Europa. Desde que cayeron Totò Riina y Bernardo Provenzano, se le atribuye el mando máximo en la Cosa Nostra. Sobre él pesan varias condenas perpetuas por decenas de homicidios y los atentados en 1992, que acabaron con la vida de los jueces antimafia Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, de los que fue el cerebro. Al jefe mafioso se le había perdido la pista en verano del 1993, después de las masacres mafiosas de Roma, Milán y Florencia. Tras un verano en Forte dei Marmi, escribió una carta a su novia de la época para anunciarle su nueva vida en la sombra: “Oirás de mí y me pintarán como un demonio, pero todo son falsedades», le anunciaba.

Arresto del mafioso Matteo Messina Denaro, lunes 16 de enero
El mafioso Matteo Messina Denaro, tras su arresto este lunes en Palermo Carabinieri
Aunque era de Castelvetrano, en la provincia de Trapani, el capo siempre fue considerado el último integrante de los corleoneses, el clan más sanguinario de la Cosa Nostra del que movía los hilos desde su escondite tras el arresto de los capos Totò Riina y Bernardo Provenzano. Así lo probaban los pizzini, los trocitos de papel con el que se comunicaban, interceptados por la policía. Como sus fieles aliados, su fuga ha sido de récord: Riina estuvo 23 años fugado –fue detenido hace 30 años y un día– y Provenzano logró escapar de la cárcel durante 38 años. Su escape no le impidió viajar a Barcelona en 1994 para operarse en la clínica Barraquer del estrabismo que sufría.

También llamado Diabolik o U’Siccu (el seco), Matteo Messina Denaro, que hoy tiene 60 años, es considerado el culpable de unos cincuenta homicidios, entre ellos el del pequeño Giuseppe Di Matteo, hijo del pentito (colaborador de la justicia) Santino Di Matteo, un niño de once años que secuestraron durante dos años entre Palermo y Agrigento para inducir a su padre de retirar lo que había dicho a un fiscal, hasta que decidieron estrangularlo y después deshacer su cadáver con ácido. También fue el autor del asesinato de Antonella Bonomo, pareja del boss Vincenzo Milazzo, estrangulada mientras estaba embarazada de tres meses. Con 14 años ya sabía disparar, y su primer homicidio lo cometió con solo 18. A los 20 ya era pupilo de Riina. “Con las personas que he matado podría hacer un cementerio”, dijo a un amigo.

Su fuga no le impidió operarse en Barcelona de la vista
Era hijo de don Ciccio, un histórico capo de Trapani que murió en búsqueda y captura. Durante años le publicaba una esquela en Il Giornale de Sicilia. Tras tanto tiempo como fugitivo, había quien temía que estuviese en América Latina o ya estuviese muerto. Varias veces se estrechó el cerco, pero sólo detuvieron a familiares y confiscaron bienes. Pero, como Riina y Provenzano, nunca se alejó demasiado de su casa en Castelvetrano, protegido por una fuerte red de amigos y familiares, siguiendo la primera regla de los mafiosos: la presencia en el territorio.

Su personalidad excéntrica generó leyendas. Le describían como un hombre de gran inteligencia, tal y como reconocía su padrino corleonés, Totò Riina. Era conocido su olfato fino para los negocios y su mentalidad empresarial. Le vincularon con el sector de la energía eólica en Sicilia, con las apuestas y con la inmobiliaria. En el 2007, la policía italiana detuvo a Giuseppe Grigoli, el “rey” de los supermercados sicilianos, acusado de haber financiado al capo. Se explotaba su fama de mujeriego, y de amante del lujo, de los videojuegos, de los viajes, de los coches. Conducía un Porsche y vestía un Rolex. De joven, se hizo instalar dos metralletas en el capó de su Alfa Romeo, como Diabolik, su cómic favorito. Una vez se enamoró de una empleada de hotel y mandó asesinar al dueño cuando se enteró que la criticaba. Aunque vivía como un fantasma, tuvo una hija en 1996 fuera del matrimonio, a la que jamás visitó y que nunca ha querido saber nada de él.

Con su caza, Italia pone fin a una época en que su captura se había convertido en una prioridad de Estado. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ha agradecido a las fuerzas del orden y judiciales lo ha considerado “una gran victoria del Estado que demuestra que no se rinde ante la mafia”. “Hoy es un día extraordinario para el Estado y para todos los que siempre han luchado contra la mafia», ha celebrado el ministro del Interior, Matteo Piantedosi. Una imagen enviada por la policía le muestra dentro del coche, con gafas de sol y un abrigo informal. Es la primera fotografía suya desde las pocas que se tenían de hace tres décadas. Hasta ahora, era buscado con retratos robot. Se cierra así una de las grandes heridas abiertas de Italia.

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