Los procesos de cambio en la forma del Estado son respuestas que se dan a una situación imperante en un determinado momento, cuando ya no satisfacen las necesidades del pueblo. Tal es el caso de la etapa pre revolucionaria, como se refiere a la Revolución Francesa, donde se vivió una situación insoportable para el pueblo, que decidió iniciar un proceso de cambios profundos, marcando un nuevo inicio en las relaciones entre el Estado y el pueblo.
A partir de ese momento, se estableció la necesidad de regir un Estado de Derecho, donde toda la estructura y funcionalidad del Estado, así como los derechos de los ciudadanos, debían estar establecidos en textos normativos conocidos como constituciones. En este sentido, es necesario llevar a cabo una reforma constitucional que permita habilitar la reelección presidencial y de los gobernadores, al mismo tiempo que se limita la reelección de los congresistas, diputados y senadores. También es importante establecer claramente la reelección de los intendentes y limitarla en el caso de los consejales municipales. Además, se debe garantizar la independencia de la justicia y promover la descentralización financiera de las gobernaciones, entre otros temas.
Estas medidas contribuirán a fortalecer la democracia, asegurar una mayor participación ciudadana y mejorar la eficiencia en la gestión del Estado. La reforma constitucional es un proceso fundamental para adaptar el sistema político a las necesidades y demandas cambiantes de la sociedad, promoviendo así un Estado más justo y equitativo.
